En muchos territorios, el confinamiento y la restricción de actividades académicas de todo tipo por el Estado de Alarma puso de manifiesto, de manera súbita, el papel de las universidades como motor del dinamismo económico en la respectiva ciudad. No hace falta referirnos a la tercera pata de su misión, transfiriendo conocimiento al tejido productivo. La desaparición de los congresos presenciales en favor de la versión on line es el mejor ejemplo. Para los organizadores puede ser indiferente y hasta más cómodo porque las plataformas digitales que los soportan suponen un buen sucedáneo. Incluso el coste se reduce enormemente. El problema es para los hoteles, los taxis, las azafatas, los caterings y los restaurantes cercanos que nunca fueron conscientes, como ahora, de su dependencia de las ganas de meterse en líos de esos profesores impulsores de eventos.
Ver la entrada original 587 palabras más