El agente encubierto se ha constituido en una herramienta fundamental para la lucha contra el crimen organizado. En áreas como el tráfico de estupefacientes es imprescindible. Se trata de un tema bastante peliculero que forma parte de la peculiar tradición nortemaericana. Allí, muchos funcionarios, aparte de la policía o del FBI, también llevan a cabo tareas encubiertas, fundamentalmente con la recaudación tributaria o la actividad subvencional. En España, la policía judicial lo usa en asuntos de drogas o informáticos y ya forma parte habitual del temario de las oposiciones a los distintos cuerpos de la Agencia Tributaria cuyos inspectores lo han pedido para luchar eficazmente contra el fraude fiscal.
La investigación encubierta genera un gran debate jurídico, aunque proporciona excelentes resultados. Son técnicas de inteligencia proactiva que permiten obtener información relevante sobre las tramas ilegales ocultando la identidad del agente.
Surge entonces la pregunta ¿Es posible su utilización…
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